Caminar junto a quienes buscan refugio
Como joven, mujer y latinoamericana, el Día Mundial de los Refugiados representa mucho más que una fecha conmemorativa. Es un llamado urgente a la empatía, la solidaridad y la acción frente a una realidad que no podemos seguir ignorando. En un mundo atravesado por la violencia, la desigualdad, la persecución y la crisis climática, millones de personas se ven forzadas a dejarlo todo para buscar un lugar donde simplemente puedan vivir con dignidad.
Desde mi posición, no puedo ser indiferente. La historia de los pueblos de América Latina está marcada por desplazamientos forzados, conflictos y exclusiones estructurales. Por eso, el rostro de quien huye me resulta familiar: es el de mujeres, niñas, niños, jóvenes y comunidades enteras que, como nosotras, sueñan con un futuro mejor, libre de miedo.
Trabajar por los derechos humanos implica visibilizar estas historias, denunciar las injusticias y defender el derecho a migrar sin ser criminalizadas. Pero también significa construir entornos más justos, donde la acogida y la inclusión sean principios fundamentales. Hoy, en el Día Mundial de los Refugiados, renuevo mi compromiso con una causa que no es ajena, sino profundamente humana. Desde el lugar que habito, quiero aportar a una sociedad más consciente, solidaria y comprometida con la vida y la dignidad de todas las personas, sin importar su origen.
Pilar Rodriguez Garay.